miércoles, 25 de enero de 2012

Restaurante El quince

Las navidades fueron unas vacaciones estupendas. Viendo a la familia y a los amigos. Aún nos faltó tiempo para ver a todo el mundo, pero eso pasa siempre.



La primera semana estuvimos en Murcia, viendo a la familia por parte de mi madre, y un día salimos a tapear "solo chicas". 


Decidimos que en primer lugar iriamos fuimos a la plaza Santa catalina (Típica zona de Tapas en Murcia) y el local escogido fue Café Bar Fénix. Allí nos pedimos una cañita y una Marinera cada una. Muy rica pero vale decir que el camarero estaba graciosillo... y tardon, ambas cosas más de lo que me habría gustado, pero se le perdona.






 
Cuando terminamos, mi tía Carmela nos quería llevar a un local bar que se había puesto muy de moda, pero para nuestra sorpresa cuando llegamos, estaba cerrado por obras, acabadas las ideas y divagando, mientras paseábamos, de a donde podríamos ir, nos topamos con el restaurante El Quince. A ninguna le sonaba, así que le dimos una oportunidad. Solo entrar ya me dió mala espina... por que en los mostradores-nevera de la barra, que se pueden apreciar en el fondo de la foto, habían tapas ya hechas, y con pinta de estar pidiendo que las tiraran a la basura, por que llevaban allí muchos días. Avisé discretamente a mi madre de mi sospecha, y convinimos en que no pediríamos ninguna de las tapas que ya habíamos visto pre-hechas.

En el quince


Pedimos las cañas y las tapas que mejor nos parecieron. Primero trajeron Tomates boquerones. Los boquerones fueron un cambio, por que los acompañamientos de este plato, no nos gustaba ninguna. Los tomates estaban bien pero tampoco mataban... y los boquerones parecían (TAL CUAL) la bandejita que venden en Mercadona (que por cierto, era el local de enfrente). Siguiendo a los tomates llegaron los buñuelos de bacalao, que estos si estaban muy buenos de sabor y nada aceitosos para ser un frito. Les siguieron unas cuantas tapas más sin mucha pena ni gloria y todo acompañado por un pan que no habíamos pedido y que estaba sin tocar. 
La comida no había sido nada espectacular, pero... ¡Sorpresa! la cuenta sí que nos llamó la atención. Los boquerones no nos los habían "Cambiado" ¡Nos los cobraban a parte! ¡A 0'5€ el lomo de boquerón! El Revuelto crudo de setas babosas no merecia los 6€ que costaba. Y el pan.. a 1€ el chusquito de pan!!! Ese pan que no se habían molestado ni en traer caliente y habían comprado en el Mercadona de enfrente, que los conozco por que los he comprado alguna vez, van en una bolsita de 6 o 8 que no pasa de los dos euros. ¡Ni corta ni perezosa envolví el pan en una servilleta y me lo metí en el bolso! para cachondeo de las demás, pero es que a ese precio me lo llevo! ¡Viendo de que iban, capaces habrían sido de volverlo a servir!

Estábamos tan cabreadas y hambrientas que nos fuimos a Tapelia, que yo conocía de haber estado con Albert. (En ese instante, fruto de la indignación, surgió la idea de este artículo.)

Postre "Verbena Golosa"
Postre Muerte por chocolate

En Tapelia fué otra, nos pedimos tres mini crepes distintas, unas brabas y dos moje de verduras. Estaba todo riquisimo, aunque mi abuelita esperaba que su moje de verduras hubiera sido menos aceitoso y sin pimiento la opinión generalizada era de que estaba todo muy bueno. En una de mis incursiones al baño, con tanta cervecita es normal, vi por las mesas un postre que tenia una pinta espectacular, se llamaba verbena golosa, jejeje, a saber por que... ;) Y no pude evitar perdirlo de postre, junto a un postre de chocolate que se llamaba Muerte por chocolate.  Los dos postres gustaron mucho por que de lo que se ve en la foto no quedó ni la salsurria! 

Al final de la comida ya se había ido Lola (prima de mi madre) y mi abuela al salir del Restaurante, se fue para casa, y nos dejó dirección a algunos pubs, donde nos lo pasamos muy bien y reímos un poco más. Por cierto, salió el pan del bolso en uno de los pubs y volvimos a reírnos del pan que más caro habíamos pagado nunca.


En Tapelia



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